sábado, 7 de abril de 2012

Namaste!



Si llegaste a este blog te digo que las casualidades no existen y solo me queda decirte Namaste!

Námas-te (‘reverencio-te’) significaría:

Lo mejor de mí te saluda.

El Dios en mí ve y honra al Dios en ti.

Pueda el Dios dentro de ti, bendecirte.

Lo divino en mí saluda a lo divino en ti.

Veo el bien en ti, porque sé del bien en mí.

Yo saludo ese lugar donde tú y yo somos uno.

Yo honro al espíritu en ti que también está en mí.

Mi energía más alta saluda a tu energía más alta.

Te saludo con reverencia no a ti, sino a tu interior.

Mi Cristo interior bendice y saluda a tu Cristo Interior.

Adoro a tu verdad interna (no refiriéndome a ti como un ego).

El espíritu en mí se encuentra identificado con el espíritu presente en ti.

Mi saludo reconoce la igualdad de todos, y rinde honor a la santidad e interconexión entre todos, así como a la fuente de esa unión.

Yo reconozco que dentro de cada uno de nosotros hay un lugar donde mora  la Divinidad, y cuando nosotros estamos en ese lugar, nosotros somos uno solo.

Yo honro ese lugar en ti en donde habita el universo entero, yo honro ese lugar en ti que es un lugar de amor, de verdad, de luz. Y sé que cuando tú estás en ese lugar dentro de ti, y yo estoy en ese lugar dentro de mí, tú y yo somos uno solo.

NAMASTE!